miércoles, 18 de abril de 2007

MISTERIO O LEYENDA?

El siguiente relato, ocurrió un viernes de Mayo, hace algunos años, siendo sus protagonistas Gastón Rojas Caerols y Jorge Chascón, perdón, Chacón, que hoy se las machuca en Chillán.
Aprovechando el buen tiempo, decidieron salir a terreno a fin de ver el prendimiento de amóphila del predio “Dunas de Lloncao”, ubicado al sur poniente de Cañete.
Mientras recorrían y apreciaban la naturaleza en pleno y luego de pasar por varios sectores sin mayores dificultades, Gastón y Jorge llevaban un amena conversación, entre otras cosas, que justo ese día estaba de cumpleaños (Jorge) y por supuesto soltero, así es que, para celebrar tamaño acontecimiento, planearon celebrar... al regreso, con algún anticucho, longanizas, un buen vinacho y el infaltable “pebre cuchariao” junto al resto de sus colegas.
Ya bien avanzada la tarde decidieron regresar en su jeep rojo... en el transcurso, en los momentos de silencio y siempre observando las huellas del solitario sendero ... Jorge divisa en un costado, restos de cacharros, ...¡para para¡... grita... se bajaron a ver... además de los cacharros, había huesos, piedras talladas para curtir cueros, etc, es decir, un hallazgo impresionante, pues lo primero que se les vino a la mente... que pertenecían a un entierro indígena de unos cuantos años.
Una vez comprobado que efectivamente se trataba de objetos indígenas, imaginaron como adornarían el rincón del living, seguro como una apreciada reliquia, por lo que inmediatamente y sin pensarlo dos veces, acomodaron el hallazgo en la parte trasera del jeep. Iban felices continuando su regreso por el agreste terreno arenoso... cuando ¡de repente...! el Suzuki empieza con problemas de avance hasta quedar pegado en el arenal... se miraron preocupados bajaron...revisaron intentaron una y otra vez mover el vehículo... y así fueron pasando las horas...¡ hicieron lo imposible por salir.. pero no hubo caso..! la única posibilidad era pedir refuerzos.. pero como? ... tal vez.. una yunta de bueyes solucionaría el problema, se dijeron.. fue así como tras recorrer 5 kilómetros de duro camino... consiguieron la ayuda de un caminante con su yunta de bueyes, único medio existente en las cercanías.
La alegría, al pensar que esta vez lograrían salir del pantano, les duró poco. Convencidos al no lograr su propósito y luego de meditar y analizar tal situación, decidieron conseguir otra yunta de bueyes... pero ya se venía otro problema.... ”la Noche”.. por lo que no les quedó otra cosa que pernoctar en algún lugar dirigiéndose a la casa de Manuel Antío, un ex guardabosques de CONAF.
Los anticuchos, las longanizas, la celebración junto a los colegas... se habían ido a la ... “cresta”. ¡ que cumpleaños ¡... se encontraban a esas horas en caminos muy lejanos, y debido al esfuerzo, ambos estaban mojados y embarrados hasta los ........?

Al día siguiente, la levantada fue de madrugada. Después de tomar un humeante y reconfortante café de trigo, acompañado de unas calientitas tortillas de rescoldo y con mucho optimismo, programaron el próximo ataque para ganarle al pantano.

Mientras ño Manuel iba en busca de otra yunta de bueyes, Gastón y Jorge se dirigían al terreno junto a los bueyes del día anterior, donde se encontraba el vehículo e intentaron nuevamente moverlo, con la esperanza, que la suerte esta vez estaría de su lado. Inspeccionaron vehículo y terreno, trataron de salir... pero de nuevo no fue posible.
Decidieron entonces, esperar la otra yunta que “Ño” Manuel andaba consiguiendo. A todo esto, mientras esperaban, Gastón se dirigió a la parte trasera del jeep y observó los objetos del entierro mapuche que Jorge había acomodado con bastante aprecio.. se los quedó mirando un rato y luego dijo ....
”no será esto la causa de la mala suerte...” y sin pensarlo más, tomó los objetos lanzándolos lejos del lugar.
Se realizó otra tentativa para salir de allí, acomodaron los bueyes, Gastón hace andar el motor y de pronto.... como por arte de magia, el vehículo comenzó a moverse lentamente hasta alcanzar terreno firme....?
Por fin podían pensar en el regreso y sin perder más tiempo emprendieron el feliz regreso a Cañete. Por el camino se encontraron con Alejandro Bórquez (Jefe Provincial de la Corporación Nacional Forestal - Conaf), quien, como se pueden imaginar, preocupado iba en su busca.
La duda que nos queda, es si fueron los objetos indígenas los que causaron la mala suerte.... o fue simple casualidad?
A pesar, de todo, ese día sábado en la tarde fue celebrado el cumpleaños de Jorge... como Dios manda!.


Autor
Rolando Matus López (Mi Papá)

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